La ruta incluye a 19 municipios que, como su nombre indica, tiene en común una arquitectura albina, que salpica de blanco gran parte de la sierra gaditana.
Arcos de la Frontera, Bornos, Espera, Villamartín, Algodonales, El Gastor, Olvera, Torre-Alháquime, Setenil de las Bodegas, Acalá del Valle, Prado del Rey, El Bosque, Ubrique, Benaocaz, Villaluenga del Rosario, Grazalema, Benamahoma, Zahara de la Sierra y Algar tienen como común denominador un tipo de construcción generalmente baja, y absolutamente encalada.
Lo que en su día se generó para protegerse del calor, y para evitar enfermedades gracias a las propiedades desinfectantes de la cal, es hoy el rasgo diferenciador de un conjunto turístico repleto de otros tantos atractivos, además del puramente artístico y arquitectónico.
Así, mientras algunos como Arcos de la Frontera ofrecen paisajes sorprendentes generados por su ubicación en una cima, que deja espectaculares acantilados bajo sus pies; otros como Ubrique logran fama mundial al formar parte del circuito de manufacturas de piel de marcas internacionales como Dior o Chanel, entre muchas otras.
Por su parte, Grazalema presume, con razón, de ser parte de un maravilloso Parque Natural con el que comparte nombre, y de extrapolar su blancura a otros de sus productos más típicos: el queso Payoyo, y la lana que produce una variedad de cabra homónima.
Pero los pueblos blancos también son historia. Por ejemplo, El Bosque, un pueblo que también es conocido por la resistencia que sus habitantes ofrecieron frente al ejército francés en 1815, y su confabulación con los bandoleros de la zona para proteger al Rey Fernando VI.
Bandoleros que durante el Siglo XIX poblaron igualmente otros municipios de la sierra gaditana, y especialmente algunos como Olvera, cuya ubicación favorecía su rápida huída a la sierra cuando el momento así lo requería.
Además de su blancura, algunos de los miembros de este cónclave resaltan por estar literalmente construidos sobre la roca. Es el caso, por ejemplo, de Setenil de las Bodegas, cuyo núcleo urbano se mimetiza con la montaña, haciendo del conjunto una estampa única de sublime belleza.
Para los que ansían el contacto con el agua, que no con el mar, Zahara de la Sierra constituye un precioso balcón sobre el embalse de Zahara – El Gastor. Desde lo alto del Puerto de las Palomas, su castillo preside unas vistas de azul infinito, e invita a los visitantes a combinar el senderismo con la práctica de infinidad de actividades acuáticas.
Muchos de los que visitan cada año la Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz son turistas que se alojan en la costa, y que, en apenas, hora y media, se acercan a la sierra para disfrutar de los dos grandes atractivos de Cádiz: el mar, y la montaña.
Si es tu caso, y planeas hacer una excursión de un día, podrás recorrer fácilmente 4 ó 5 pueblos, y tomar el pulso a este maravilloso rincón gaditano, paseando por sus respectivas calles encaladas, visitando iglesias y edificios históricos y, por supuesto, degustando sus productos más típicos, entre los que se encuentran las distintas variedades de quesos, exquisitos embutidos y carnes por doquier.
A tu regreso a la costa alójate en un complejo que te ofrezca una privilegiada ubicación frente al mar como Valentin Sancti Petri, y rememora en sus cómodas instalaciones, y en sus amplias habitaciones, la experiencia que culminará tu escapada al sur, y que llenará tu retina de espectaculares vistas de playas paradisíacas y una sierra repleta de pueblos blancos.